10 nov 2010

Nueva York

Llegamos a Nueva York en invierno. Caminar por sus calles es como entrar en un cine, descubrir las tres dimensiones de una ciudad tantas veces visitada en la pantalla. Gotham, la gran manzana que en el pasado presumía de ser la ciudad más grande del mundo e icono de la modernidad, en el siglo 21 sólo es la segunda aglomeración urbana del continente americano con casi 19 millones de habitantes, 8 de ellos en un área urbana de 830 km2. Formada por 5 distritos, Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island, sus dimensiones, las citas obligadas y nuestra corta estancia apenas nos dejan tiempo para visitar uno de ellos, Manhattan.

10 Apuntes.
1- Times Square - no has visto una ciudad invadida por la publicidad, el ruido y las luces hasta que conoces Times Square. Una espacio urbano convertido en múltiples y llamativos anuncios publicitarios. Pantallas en las fachadas, videos en tres alturas, carteles luminosos, luz y color rodeándote, sin descanso para la vista. Abruma. Puedes vivir la experiencia Times Square sentándote en los escalones o sillas de la plaza y contemplar el espectáculo de imágenes que no dicen nada, sólo venden ocio y consumo. Y, si te fijas bien, entre tanta gente tomando fotos, lograrás ver una limusina cruzando.
2- Multiculturalidad - no es imprescindible hablar inglés en esta ciudad universal donde, en 2005, ya se hablaban 170 idiomas. En cualquier restaurante o tienda a la que te acerques a comprar esa ropa que aquí es tan barata pueden atenderte en varios lenguas entre ellas, el castellano, si esa es la única que dominas. Ya en 1624, cuando se fundó la ciudad, sus primero 400 habitantes hablaban 18 idiomas distintos, aunque casi todos procedían de Amsterdam.
3- Damero - el desarrollo en cuadrícula de Manhattan poco tiene que ver con el trazado geométrico de las antiguas coloniales americanas que buscaba fundamentalmente un resultado práctico: fácil replanteo, distribución y defensa. A la sombra del rápido crecimiento que experimentó la ciudad en el siglo XIX como importante puerto comercial y de comunicación al que acudían las materias primas, el capital y numerosos trabajadores desocupados, se forjaron grandes fortunas de la industria y el comercio y surgió, amenazadora, la estirpe de los especuladores. Riquezas que se cimentaban en la compra-venta de terrenos que en pocos años dejaban de ser tierras de labor para convertirse en solares. Chueca Goitia escribe que para una ciudad que apresuradamente se parcelaba, vendía y construía barrios enteros, nada podía ser más simple que el trazado en cuadrícula donde, para que no afectara a los intereses especuladores, todas las calles debían ser de tráfico y de la misma jerarquía. La congestión producida por el aumento de población elevó el valor de los solares en proporción antes desconocida y estos, por ser mas caros, se aprovecharon mas cicateramente. Por fortuna todo esto ocurrió en el siglo XIX y hemos aprendido la lección, o ¿no?.
4- Central Park - un parque diseñado a medida, un espacio verde que no existía, planificado y construído en la época de mayor crecimiento de la ciudad, el famoso siglo XIX, para dotar a la ciudad de aire entre las moles de hierro y hormigón. El lugar era un terreno baldío ocupado por un lago que se llenó de tierra. Por sus caminos corren ahora cada fin de semana cientos de neoyorquinos vestidos con su equipación última moda.
5- El cine - la ciudad entera es un gran escenario lleno de referencias cinematográficas. El Empire State en el que buscamos a King Kong, el Museo de Historia Natural donde el científico Cary Grant reconstruye su esqueleto de Brontosaurio, la jugetería donde Tom Hanks se hizo "grande". Puedes elegir visitar la ciudad de Martin Scorsesse o la de Woody Allen y sentirte en sus calles como un extra en una película.
6- Coches de lujo - si te apetece tomar algo con tus amigos y estas aburrido de los bares de siempre, puedes alquilar una limusina para dar una vuelta por Times Square y llevar la fiesta donde tu quieras. Si no quieres perder el tiempo buscando aparcamiento puedes alquilar un coche con chófer que te acerque hasta el Soho ó Tribeca donde él se quedará esperando en doble fila a que termines tu cena.
7- Comida para llevar, plásticos para tirar - no es necesario sentarse para disfrutar de la comida, no son necesarios los cubiertos, las mesas o las sillas. Sólo hace falta un recipiente para llevar. Puedes elegir entre más de 18.000 establecimientos, 4.000 de ellos puestos callejeros donde sirven hot dog, pretzel, bagels, pizza, kebab. La ciudad no ofrece descanso, todos tienen prisa por llegar a algún sitio. No hay tiempo para la charla de sobremesa. Y si tienes frío y necesitas un café para entrar en calor te lo sirven en un gran vaso de plástico para que puedas continuar tu camino mientras te lo tomas. Pero cuando lo terminas, ¿qué haces con tanto plástico?.
8- Skyline - la presencia de tal cantidad de rascacielos se debe en gran parte a la necesidad de destacar, de impresionar, de demostrar el poder de tu empresa para atraer la atención de los clientes. De día Manhattan es una masa de bloques rectangulares cuya imagen desde hace unos años es repetida en cualquier ciudad que se considere moderna. Pero ¿dónde se esconde el sol?, hay que subir a una torre para verlo.
9- La ciudad que nunca duerme - existen dos motivos por los que Nueva York no duerme. Uno es la extensa oferta cultural, oficial y alternativa, que ofrece. MOMA, Guggenheim, Metropolitan, Broadway y la calle 42, Carnegie Hall, Lincoln Center. El otro es debido a qué aquí nunca se apaga la luz. Los edificios siempre están iluminados, día y noche, para que no dejes de mirarlos.
10- Wall Street - el barrio hacia el que cada mañana se dirigen los ojos de miles de personas de todo el mundo a pesar de no tener nada que ofrecer a los turistas. Nos cuenta Enric González que el pasado de la ciudad está prendido de Holanda, la potencia fundadora, y es distinto a los demás pasados americanos. N.Y. no fue puritana como el resto de las colonias, nació del comercio, no de la agricultura, y creyó en los piratas más que en los predicadores. Los holandeses imprimieron a su trocito de isla un carácter comercial que resultó imborrable. Su carácter comercial continúa vigente. Hoy los ejecutivos de traje y corbata, de blanco y negro, compran su café en Starbucks y comen hot dogs en la calle, frente a nosotros que los miramos preguntándonos qué pasará por sus cabezas, intentando leer en sus miradas si, esta noche, el resto del mundo puede dormir tranquilo.

La Estatua de la Libertad, el Puente de Brooklyn, Washington Square, la Zona Cero, Chinatown..

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