26 nov 2010

Fez

Fez es un gran zoco o, al menos, lo es su Medina que es el lugar donde nos alojamos. La ciudad tiene dos caras, la nueva, exterior, a través de cuyas amplias avenidas y edificios en altura se adentra uno en el centro, y la Medina, el barrio antiguo, donde el peatón abandona el coche para recorrer andando el espacio mínimo entre viviendas de dos plantas pegadas más que adosadas unas a otras.
La capital cultural y religiosa de Marruecos se divide en tres zonas: barrio antiguo, barrio judío y zona exterior, alojando a apenas un millón de habitantes.

10 Apuntes.
1- Medina - callejuelas en sombra que liberan del calor reinante en la ciudad exterior, espacios estrechos, luces y sombras que crean un clima fresco y ocultan al visitante lo que ocurre en el interior de los edificios. Curvas, recovecos, fachadas muy próximas y pintadas de azul para alejar las moscas. Caminas arriba y abajo rodeado de gente mientras te va invadiendo la mezcla de olor a fruta, especies, cuero y mantas de piel de cordero.
2- Mochileros - la ciudad está llena, los hoteles y albergues no disponen de camas libres, la única opción esta noche es dormir en una terraza entre mochileros y posthippies con ganas de vivir algo diferente. Una manera económica de disponer de un lugar (temporal, tuyo por un par de noches) donde dejar los sacos, beber té, desayunar, tomar una ducha y, sino te molestan los ronquidos, dormir bajo el cielo africano. También puedes comtemplar desde tu altura los tejados de la Medina y los minaretes de las mezquitas desde donde se oye cantar al Muecín. Por la mañana primero llegará la luz, después los sonidos de la calle y, al final, el calor del sol sobre tu cara.
3- Zoco - Fez es la mezcla de un gran centro comercial con un barrio de viviendas. En sus calles se vende casi todo, cuero, pieles, plata, alfombras, calzado, tatuajes, productos medicinales, pollos y gallos a elegir con rotura de cuello incluida para llevártelo recién muertecito a casa, cualquier cosa que busques ellos pueden conseguirtela. Como en cualquier gran ciudad la publicidad te asalta por todas partes sólo que aquí te habla, te persigue, te agarra y no te deja marchar. Son insistentes los vendedores. Como los son también las moscas que revolotean y se posan alegres en los animales colgados de los expositores. No hay guantes, delantales, servilletas, el zoco no es un mercado aséptico libre de virus.
4- ¿Mirar es gratis? - un simple, amigo dame suerte, entra en mi tienda a tomar un té, es una invitación difícil de rechazar que te introduce, atraído por la curiosidad y el fácil manejo que de ti hace el vendedor, a la cueva de Alí Baba donde encontrarás tesoros que te podrás llevar, pero pagándolos. Sin entender muy bien cómo, te encuentras atrapado en una tienda, con un vaso de té en la mano y rodeado de alfombras. Entonces piensas en el dinero que llevas encima y en porqué no habrás dejado mas en el hotel. Una vez dentro de la tienda, con el regateo nunca vas a ganar, sólo puedes aspirar a una derrota honrosa y confiar en que, al final, acabes llevándote algo que te guste, aunque no lo necesites, y a un precio razonable porque comprar, inevitablemente, vas a comprar.
5-Edificio públicos - cuando visitamos Fez nos encontramos con un problema ajeno a nosotros, la mayoría de los edificios públicos están vetados a los turistas y son de uso exclusivo de los fieles musulmanes. Se puede visitar una Madraza (escuela islámica) y una Fondak (hospedería donde se alojaban mercaderes que venían a traer sus mercancías a la ciudad). El resto de los edificios: el Palacio, las Mezquitas, la tumba del fundador de la ciudad, y las demás Madrazas, no se pueden visitar ya seas judío, cristiano, budista o ateo.
6- Curtidores - desde las terrazas del barrio de los curtidores se pueden observar todos los pasos del tratamiento de las pieles antes de su venta. El baño en cal y sal para separar la lana, el lavado un par de días mas tarde y, para terminar, el secado y tinte en pozos de ladrillo recubiertos de azulejo. Los tintes son naturales y según el color puede ser azafrán, henna o amapola. Personas trabajando a pleno sol, en un lugar donde huele a oveja muerta y en unas condiciones precarias. ¿Artesanía tradicional y/ó atracción turística?.
7- Caricias - paseando por la calle te miran curiosos cuando regalas un gesto cariñoso a tu pareja, aunque sólo sea darle la mano. Hombres y mujeres no se relacionan en cafetines, bares o restaurantes. En las calles no se ven muestras de afecto excepto entre amigos. Son cosas íntimas. Los jóvenes del mismo sexo se abrazan, se dan la mano y se besan con asiduidad. Sólo en los parques chicos y chicas se juntan. Las parejas se conocen en la escuela o a través de amigos o de la familia. Aún perduran los matrimonios acordados entre padres.
8- Contradicciones - puedes olvidar tu bolso o cámara fotográfica en una mesa y te los devolverán intactos. Puedes caminar con la mochila a la espalda sin miedo a que la abran. Pero el timo es algo distinto. El histórico mercadeo que implica conseguir el mayor beneficio posible de cualquier intercambio lleva al regateo, a los taxis sin tarifas fijas, al cambio flexible de moneda en el banco. Todo tiene un valor variable en función de tus habilidades como negociador.
9- Té a la menta y zumo de naranja - para refrescarse en las horas centrales del día cuando el sol más castiga y apenas se encuentran sombras donde cobijarse, en lugar de refrescos gaseosos, en Marruecos se toma zumo de naranja y sobre todo, té calentito. Es difícil pasar una temporada en este país sin volverte adicto al té a la menta. Porque no es sólo el sabor, la preparación es todo un ritual social que consiste en sentarse sobre alfombras y cojines alrededor de una mesa baja, desde la que el anfitrión prepara la infusión delante de sus invitados y lo va probando y enfriando hasta que está a su gusto. Entonces te sirve y a ti te encanta. Por educación terminas tu taza y viendo que te gusta prepara otra tetera. Y mientras te la estas tomando aparece algún conocido que se sienta a charlar con nosostros que también toma té, y hay que preparar otra. No parará hasta que te salga por las orejas. Una tras otra, todas igual de buenas, con mucha menta y poco azúcar.
10- La prisa mata - el tiempo aquí se dilata. Cuando estas en Fez debes saber que con prisa no llegarás a ningún lado. El fuerte calor divide la jornada en tres partes, antes del mediodía, cuando aún se puede salir a la calle y realizar alguna actividad, del mediodía hasta media tarde, unas horas durante las cuales lo único que puedes hacer es esperar que se retire el sol, y la tarde noche, momento en el que se puede volver a salir de casa. Así que cualquier cosa que tengas que hacer debe ser antes del mediodía o te tocará esperar. Podrás hacerlo en el zoco, donde estarás horas regateando o tomando el té con los vendedores, o viajando en taxi mientras el conductor se detiene a conversar con los transeuntes porque tu has pactado el precio del traslado pero no el tiempo y, como no se cansan de repetirte, la prisa mata.

Durante el viaje intentamos llegar al Sáhara. No lo conseguimos. Nuestro coche se calentó y se rindió nada más cruzar el Atlas. Enviaron una grúa que remolcó la máquina al taller pero el tiempo de traslado y las horas pérdidas esperando las piezas y la reparación que no llegaba agotaron nuestra fuerzas y los días de vacaciones.

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